Hay un problema de fondo en ello, y es que los diseñadores, en su mayoria, no suelen ser un grupo unido, con identidad profesional propia, como ocurre con otras profesiones. Y las empresas lo saben, y sacan ventaja de ello.
Por ejemplo, si comparamos con los abogados, medicos, arquitectos, etc, existen ciertas tarifas dentro de las cuales se manejan, pero además existe una ética profesional. Por supuesto que existe competencia, y siempre hay uno que ofrece precios mas bajos que otro, pero se maneja dentro de ciertos márgenes. Pero un médico se siente identficado con su profesion, si ve a otro medico no lo ve como enemigo sino como colega, como parte de su grupo. No es normal que un dentista diga "le cobro la mitad que el otro, y le hago tres extracciones gratis", en cambio es desgraciadamente comun que un diseñador diga "le hago su folleto por la mitad de precio, y no le cobro por el logotipo". Pero, por si eso fuera poco, puede que encima le robe datos a la competencia. No suele ocurrir que un cliente le pida los planos a un arquitecto y le entregue el trabajo a otro, entre otras cosas porque el otro le dirá que trabaja con SUS propios planos, y aunque deba adecuarse a un proyecto anterior, se lo cobrará igual.
Pero muchas veces son los clientes los que hacen dicha trampa. Le piden a un diseñador varios bocetos de un logotipo, pero no le pagan. Luego eligen uno de ellos y se lo entregan a otro diciendo "este es nuestro logo, copielo de aqui", por lo cual tampoco le pagan por la creatividad, supuestamente "ya está hecho". Pero hay empresas, ayuntamientos, oficinas publicas, etc que usan otros recursos, como una licitacion o un concurso: "Pongamos a trabajar gratis a 30 personas, elegimos una y le pagamos lo que nosotros queremos".
Pero el primer problema esta en nosotros mismos, en los diseñadores. Viviendo en España noté mucho más esa sensación de "rivalidad", en mi pais (Uruguay) es normal compartir lo que cada uno tiene con diseñadores amigos, intercambiar logotipos, fuentes, fotos, incluso ayudar con efectos o cosas asi. En España lo veian como algo extraño, muchos diseñadores parecen tener desconfianza de los demas, como si se los pudieran robar. "Si le doy un logo me va a robar el cliente", entonces se complican la vida conviertiendo a mapa de bits, enviando PDF con contraseñas, aplicandole imagenes con marca de agua en el fondo, etc, una gran perdida de tiempo y trabajo. Lo toma otro, lo dibuja encima y lo tiene en diez o quince minutos. es decir, que en lugar de dedicar tiempo a defender nuestros problemas, a buscar unirnos, a buscar soluciones, de dedica tiempo a competir con otros diseñadores, en lugar de compartir se busca esconder y complicarle la vida al que lo reciba, no sea cosa que si le das una Bandera de España luego la use en otro trabajo...
A ello sumemos las imprentas que dicen "no les cobramos el diseño" porque como tienen diseñadores con salario fijo, los aprovechan para trabajos que no cobran o que incluyen disimuladamente en el precio total. Luego, si quiers cobrar por unas tarjetas o por unos folletos, te dirán que mejor lo llevan a la imprenta que no se los cobran.
El concepto de diseñador freelance, tal como lo conocemos, tiende a desaparecer, ahogado por una competencia cada dia mas dura. Ahora lo normal es que el diseñador freelance se convierta en una agencia independiente, y gestione un trabajo completo, es decir, no cobra solo el diseño, sino que ofrece el producto (trajetas impresas, folletos, paginas web, ect), y se encarga de buscar precios, controlar la impresion, y hasta entregarselo al cliente.
Para evitar esas situaciones, es necesario presentar condiciones claras, como por ejemplo: una seña para comenzar el trabajo, te hago tres o cinco propuestas, si no se acepta ninguna no se devuelve la seña, etc. Si TODOS (o la gran mayoria) actuaran de esa forma, los clientes no perderian tiempo buscando a otros, ya que todos les presentarian las mismas condiciones, y la diferencia de precio seria muy poca en la mayoria de los casos. Pero desde el momento en que son los propios diseñadores rivales los primeros en proponerle una competencia desleal, es imposible de controlar.
Tenemos entonces, un doble problema, de ética profesional y de solidaridad. La falta de ética lleva a algunas personas a aceptar propuestas de trabajo que saben que no son correctas, a bajar precios a mínimos que son ridículos, y una vez que haces una web por 40 euros no puedes luego pretender cobrarle el doble. Es un problema con los clientes, si, pero el mayor problema comienza en nosotros mismos.
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