Aunque no es estrictamente tema del foro tiene conexión con él, por lo que vale la pena dedicarle algunos párrafos. La opción contratar vs. autoimprimir se plantea en muchas ocasiones y no tiene una respuesta única, depende de las circunstancias particulares, que son infinitamente variables. Volumen de impresión, calidad de la misma, tiempos de ejecución, tareas de pre y post impresión, etc., son algunas de ellas. Pero a mi modesto juicio hay dos que tienen más relevancia que las otras, que son la vocación y la edad de quien está en la disyuntiva. La vocación, el amor por el oficio gráfico, es determinante, porque es quien nos sostendrá en los contratiempos, que son habituales en la actividad gráfica. Y la edad, porque determina el grado de arrojo con el que tomaremos las decisiones. Si somos jóvenes todavía arriesgaremos bastante, porque sabemos que tenemos futuro, mientras que si ya tenemos una vida hecha procederemos de manera más conservadora y prudente.
En el supuesto que decidiéramos autoimprimir, hay que saber que no siempre resulta más económico que contratar a terceros. Como bien señala Ariel, 5000 ejemplares mensuales es una cifra límite, por debajo de la cual conviene autoimprimir, mientras que por encima sólo es aconsejable si contamos con equipos de alta producción, de decenas y más de miles de dólares. Sobre todo en las grandes ciudades, las empresas provistas de equipos de alta producción están ofreciendo precios unitarios que a veces están por debajo de los costos de las impresoras laser más pequeñas. Como regla general a mayor costo del equipo mayor velocidad de producción, mayor costo de la impresora pero menor costo variable (insumos). Como ejemplo con una marca de mucho arraigo en la Argentina, Konica Minolta, una Magicolor 8650 de 35 ppm cuesta U$S 4500, con un costo por copia de 0,20 U$S (valores muy provisorios, dependiendo de la cobertura), mientras que las grandes Bizhub de 100 ppm, con unidades de terminación (dobladoras, abrochadoras, intercaladoras, etc) cuestan arriba de U$S 80.000, pero con un costo de copia varias veces menor que la Magicolor. De modo que el problema es determinar el denominado “punto de equilibrio”, es decir la cantidad de copias para la cual se igualan los costos totales de ambos equipamientos, el costo de operación más el costo de adquisición. Dependiendo de cuantas copias mensuales se realicen resultará la elección de una u otra.
Como se ve, la decisión de imprimir o tercerizar no es sencilla. Pero si desde el punto de vista económico podemos hacerlo, no deberíamos dudarlo. Las indudables ventajas que Ariel señala bien valen la pena.
NESTOR DE ZAPALA
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